Los Argentinos son los que no tienen patria y duermen en el sofá de mi casa

(Mi entendimiento de los Argentinos a los 6 años, 1982)

Llegué a Buenos Aires el 23 de marzo de 2011 por cuarta o quinta vez en mi vida. Esta vez a las 3 am de la ma­ñana. Esta vez a la casa de mi buena amiga Mercedes Guagnini. Ese mismo día Mercedes me pidió la acompa­ñase a una exposición del proyecto “Vicente” esa expo­sición por el bicentenario se realizaba en la Ex-Esma, lugar que luego conocería de que se trataba.

24 de marzo del 2011: Mercedes me pide que le acom­pañe a una marcha y me pregunta si puedo ponerme una chapa de HIJOS. Voy a la marcha.

Vivo en la Argentina hace cinco meses. Mi acercamiento a lo que conoci de la historia de Argentina empezó desde muy chica cuando sabia que los argentinos eran quienes no tenían patria y llegaban a dormir en los mue­bles de mi casa. También eran los que trabajaban como profesores en la universidad y en todos lados porque había que ayudarlos.

Desde la primera vez que pise la Argentina hace 13 años me impresionaba no conocer a nadie que no tu­viese algo que contarme con respecto a la Dictadura mi­litar, algun familiar o conocido desaparecido. Personas de mi edad signados por la desaparición de algun fami­liar o familiares, amigos o conocidos de sus padres que habían sido torturados.

Esa vez llegue a casa de Rodolgo Guagnini que vivía con su abuela Cata Guagnini, quien era de las abuelas de la Plaza de Mayo, del partido obrero y quien tenia dos hijos desaparecidos, hermanos de Miguel, el padre de Rodolfo.

Por las tardes varias veces tome el mate con Cata y fue muchas cosas las que me conto para que entendiera parte de lo que había pasado en la Argentina y como la lucha por la búsqueda de sus hijos le daba fuerza para seguir luchando.

En el conventillo que estaba en la casa de Cata había todo tipo de personajes del mundo del arte, gente de iz­quierda, periodistas y recuerdo particularmente a Sofia que era hija de un militante muy importante desapare­cido.

Tambien me tropecé con personas que les pregunte que pensaban de lo que había pasado en Argentina y me decían que eso era puro cuento y que no había pasado nada.

Por otro lado cada vez que alguien me preguntaba la edad me decía: del 76, año del golpe. Así mi 1976, año de mi nacimiento, fue cambiando de sentido. La mayoría de los amigos que conocí en ese entonces nacimos en el año 1976 o 1974.

De ese grupo todos habían vivido en Venezuela, Brasil y otros países cuando sus padres debieron irse al exilio. Algunos de sus tios, familiares o amigos de sus padres habían desaparecido o sus familiares habían sido tortu­rados.

Eso fue hace 12 o 13 años. Si en aquel entonces me pa­recía que era algo bastante entendido en la sociedad, hoy en día, año 2011, entiendo o intento enteder porque a mucha gente le parecio que no era cierto y es hoy cuando parece que apenas se esta empezando a hacer justicia y dejar ver la verdad.

Al parecer han sido muchos años de silencio para mu­chos, donde hoy se puede decir y confrontar la verdad. Aquí es cuando no deja de resonarme sin cesar una pa­labra que no he dejado de escuchar desde que llegue y que ha retomado un significado diferente según el con­texto donde vivo hoy: Memoria.

 

Se que la Argentina esta pasando un momento muy tenaz porque mucho de lo que no se dejo ver por 35 años ahora empieza a ver la luz, el castigo a los culpa­bles, el cada vez mas reconocimiento de la historia de lo que sucedió va atravesando todo el tejido social de todas las edades.

Llegar de otra realidad a entender y vivir en otra no es cosa fácil pues cada suceso viene desencadenado por muchas historias, acontecimientos, formas de pensar que no puedo aprender de golpe por mas que las lea, esté atenta y me dedique a investigar.

Entender esta realidad es para mi en este momento aproximarme a las cotidianidades y cercanías de mi en­torno mas cercano como micro-realidades y ver que ca­rajo puedo hacer con ello, si es que puedo hacer algo mas alia de tener un pensamiento critico y poder ser multiplicadora hacia mi entorno externo, familiar y de amigos en mi país de lo que ha sido la realidad en este país.

La Residencia

Soledad Sánchez hace meses atrás, no recuerdo cuando, me propuso participar en una residencia artís­tica. Jamas participe en un residencia artística y me en­tusiasmaba. Tratándose de Soledad sabia que esto no iba a ser cualquier cosa sino que iba a ser una de esas cosas que me pondrían de cabeza.

No recuerdo si fue al momento, a los meses que me fui dando cuenta de donde era la Residencia y de que se podría tratar. La residencia era en un lugar llamado La Perla. Empece a seguir con mas atención todo lo que posteaban en el blog y cada vez me iban pasando mas preguntas por la cabeza: que? pero como que? Pero ese lugar? Pero las personas van. Crecian las preguntas y aun no estaba allí.

La idea era según entendí antes de estar en el lugar y producir posiblemente una obra posterior.

Me empece a encoger.

De mi llegada a Unquillo

Escribi esto en un pequeño blog que abri para el proyecto:

Llegué a Hunquillo a las 8:20 de la mañana cuarenta mi­nutos antes de lo que me esperaban. Había dormido po­quísimo porque el señor del autobús cuando le pregunte si avisaban en cada parada que lugar era me dijo: “si pero solo una vez”, después de escuchar en la primera parada que apenas podía escucharlo estando des­pierta, todo el camino permanecía en la tensión de no quedarme dormida y llegar a otra ciudad mucho más le­jana que a la que me dirigía.

Todo el camino también me ocupaba las expectativas y preguntas de lo que significaba una Residencia como De­molición Construcción y cual sería mi papel allí. Iba sin nada pensado sin si quiera un marcador o algún material para hacer algo. Solo con la incertidumbre de lo que sig­nificaba el lugar donde realizaríamos la Residencia.

Soledad llego rápido y sonriendo, yo ya había sacado mi computadora para ponerme a escribir pensando todo lo que tardaría… pues me había anticipado un rato a la hora esperada.

Al ratito llego Graciela en auto con sus dos hijos, me abrazo y dio afectivamente una bienvenida. Fuimos a tomar café y media lunas para conversar. Entre café, em­paredados de miga pataditas debajo del asiento y casti­gos de los niños, conversamos un poquito.

De allí partimos para Pluja, Hunquilllo, el sitio donde dor­miría los días de la Residencia. Una casita maravillosa con salamandras para calentar el lugar, lleno de arboles a su entrada y donde muy cerca los lugareños andan a caballo.

Acomode mis cosas, me bañe y salimos a un Asado con la familia de Sole, en lo que fue un hermoso día soleado, de muchas risas, bromas y cuentos de los padres de Sole, hermana y cuñado, también estuvieron su abuela y el novio. Vi un típico Asado argentino en una escena familiar de cualquier lugar del mundo. Comí unas ricas ensaladas y jojoto. soy vegetariana en la tierra de la carne. y la soja (un temita aparte la soja).

Empece a conocer a una abuela, un tio, una madre, una hermana que formaban parte de la obra de Soledad. Pa­saba de ser una abstracción a ser un hecho concreto. Co- noci la obra de la Sole mucho antes que conocerla a ella. Una obra que tiene que ver con su existencia y su reali­dad y como ella aborda la realidad de su familia, su his­toria politica.

Por momentos mi cabeza iba preguntándose: ¿y ma­ñana? ¿Cómo será el día de mañana en la Residencia? ¿Que conozco de la Historia de Argentina? ¿Cuáles son mis referentes? ¿Cómo se vincula esto a mi historia per­sonal? ¿Que relación existe con la historia de mi país? ¿Que conozco?

Esa noche llego Adan Vallecillo de Honduras.

Nos fuimos a Pluja.

Pasamos largo rato conversando de arte, del mercado del arte, las convicciones, de nuestros países entre otros temas. Supe en ese instante que la columna verte­bral del proyecto era la importancia del intercambio entre los artistas, personas, nuestras historias persona­les, obras y nuestro origen. Ese dia nos quedamos ha­blando hasta la madrugada. Crecian las preguntas.

Primer día en La Perla

Este día Adán y yo (Hondureño artista residente igual que yo) decidimos recorrer el espacio, ver las exposi­ciones, hacer algunas fotos y así conocer el lugar e em­pezar a involucrarnos.

Lentamente nos fuimos adentrando a la historia del lugar. La historia de Argentina. Yo estaba en realidad muy asustada por lo que nos ibamos a encontrar. Un espacio de muerte y dolor. Tantas historias escuchadas y a la vez sabiendo tan poco.

En el espacio hay varias exposiciones, la primera que vimos es de objetos que lograron conservar los deteni­dos, que daban fe de otros que habían pasado por allí: objetos personales de los desaparecidos, objetos reali­zados.

Esa pieza fue realizada con flores de “no me olvides siempre”. He pensado mucho lo que significa no olvidar. Tanto que lo he escuchado desde que llegue a Argen­tina. Primero conocer y luego no olvidar para que no se repita. No olvidar a cada uno de los desaparecidos, tor­turados, no olvidar. No me olvides. Permanecer, hacer presente todos los que no estan.

Al dia siguiente: Adán y yo asistimos a una visita guiada en La Perla. Al empezar Flor quien trabaja en el Archivo de la Memoria les pregunto a los presentes: Digan como se llaman y cuentennos porque vinieron. Los visitantes eran personas de todas las edades, muchos jóvenes y unos cuantos niños. Hablaron de conservar la memoria, de saber, de saber mas, de no olvidar, de conocer su historia y solo unas tres personas dijeron que tenían algún pariente desaparecido o torturado. Juan, quien in­vito al grupo entero, era una víctima de la tortura que había logrado escapar en otro centro de exterminio.

Mientras ibamos realizando el recorrido las personas em­pezaron a contar situaciones que hablaban de que co- nocian a alguien, que el amigo de un amigo, que el hijo de, que el sobrino que habia desaparecido, inclusive una señora conto que trabajaba en una casa y vio “como se llevaban al hijo de la señora que era barbudo y revolvie­ron todo”. Le preguntaron que donde quedaba esa casa. Inmediatamente lograron saber del hijo de quien se tra­taba y que ese joven mas nunca aparecio. Parecia que todos tenian algo que contar. Algunos contaron que sus padres o tios eran peronistas y que se habian llevado de su casa libros y folletos. Le hicieron montones de pre­guntas a Flor, nuestra guia, que a mi muchas de ellas me parecian irrespondibles. ¿Por que tortura alguien? ¿No se sienten culpables? ¿En este centro habian mujeres embarazadas? ¿Se sabia lo que sucedia aca? ¿Hubo fugas de este lugar? ¿Donde enterraban los cuerpos? ¿Por que los mataban?. Hay preguntas que sonaban en mi cabeza… no hay forma de entender ese horror.

Entonces entendíamos también que no solo era el pa­riente, esa persona no un numero sino un nombre que ya no estaba y que ese uno se iba multiplicando. Que no era una realidad perteneciente solo a una familia sino a una calle, una parroquia, una fabrica, un partido, una ciudad, y entonces en un país.

Pensaba en el poema visual de Vigo:

Sembrar la memoria para que no crezca el olvido.

En estos espacios de la Memoria justo se hace eso: se siembra la memoria para no hacer crecer el olvido.

El Tiempo

No dejaba también de pensar en Mercedes mi amiga pues la columna vertebral de mi entendimiento y relación con el país era su familia. Asi pues empece a escribirle mis inquietudes.

Mercedes muy sabia me respondió entre frases que a cada uno le atravesaba la realidad de muchas formas y como le había tocado heredar una historia pero además me mando esta foto:

Supe que Emilo el primo de mer nunca conoció a sus dos padres.Supe que su prima se entero hace dos años que su madre fue torturada, supe que Oreste no conoció tampoco a sus padres, se que Agust se llama agust porque el nombre clandestino de su padre era Augusto. Supe que Antonio me dijo que en la perla no existe eso de la tristeza. Se que Soledad perdió dos tios. Se que el papa de ames no estaba en casa unos días y volvía con golpes.Se que Malena debió irse a Venezuela y que en­tonces se creo sin patria. Supe en el Archivo de la me­moria que el libro de Ayax fue prohibido, entonces supe que debió huir de su propio país.Entonces parece que cada día voy sabiendo.pero que todavía no se que puedo hacer con eso, pero se algo es completamente importante saber y no olvidar.

Le pregunte a mi padre por Argentina:

Que pasaba y que percibían los otros del mundo en ese momento no dejaba de hacerme ruido, sobre todo en saber mi contexto. Realidad Argentina – realidad Vene­zuela.

Escribi durante la residencia a amigos de Vene­zuela qe hubiesen nacido en el 76, y si sabían de­cirme o tenían alguna idea de lo que paso en la Argentina en ese momento. Algunos tenían idea, otros tenían una clara conciencia política. Aun sigo escribiendo preguntando a gente de mi edad. En­tonces a quien puedo le cuento.

Para algunos parecerá una obviedad, pero en la Ar­gentina han pasado muchísimos años de silencio y de no decir muchos en voz alta lo que sucedió. Hay persnas que aun no dicen y que quieren olvidar el terror vivido.

Por supuesto hay muchas personas increíbles que su lucha es la verdad, hay muchas que empezaron a luchar hace mas de 30 años y siguen luchando.

La verdad muchos días en Pluja también me pre­gunte que lugar tiene el arte en estas circunstan­cias y a que puede responder.

Como no caer en la superficialidad de producir obra desde consignas, desde formulas. Como pro­ducir una obra que diese respuesta (si es que la tiene). Tambien me pregunte para que sirve el arte y si sirve para algo ante la inmensidad del horror.

Victima

Ser juzgado-reconocer sus derechos

Hacer memoria

La represión militar

Operación cóndor

Escuela de las Américas

Esto no es el infierno-esto es la vida

Flor en ninguna tumba

En realidad uno se siente vacio, sin razón y sin poder pensar se pueda hacer algo, parece super­ficial cualquier cosa que uno piense, diga o quiera hacer.

De cabeza, sigo de cabeza porque para mi la Re­sidencia continua en mi estadia en la Arentina, aun no se ha detenido. Sigo volteada y en mi cabeza, sensible a la situación y mirando, escuchando, es­tudiando.

Hay algo que no deja de resonarme desde la Re­sidencia, es asumir una conciencia cada vez más clara de: mi país, mi historia, los contextos históri­cos y los procesos, contraponiendo esto a este contexto: la Argentina, su realidad contexto, histo­ria y procesos. Como la Historia no es un pasado sino una construcción que va sucediendo en el presente y atraviesa por todos lados este mo­mento en el que estamos viviendo. La historia-me­moria es una cosa viva.

Cuando nos sentábamos en Pluja a hablar Adan vallecillo ,Rosina Cazali, de nuestra historia perso­nal y de nuestros país (cada uno construye desde si su percepción y manera de entender el mundo (desde su micro-realidad hasta la realidad global) de nuestros país, de nuestra visión de mundo nos permite entender en su conjunto como se entre­cruzan e interrelacionan nuestras realidades: Hon­dura, Guatemala, Venezuela o la Argentina con sus particularidades, como nuestra realidad personal nos puede ir determinando.

La historia es a especificad de uno con todo el resto, una construcción de individualidades.

Por ahora sigo trabajando, hoy voy a la ExEsma a conocer un poco más, veremos qué pasa, mientras tanto estas líneas desordenadas .