Devolución de segunda residencia (octubre de 2017).
No es fácil escribir poco de mucho.
Hace más de dos años que dibujo de forma ininterrumpida las diferentes capas que conforman mi cerebro. Esta idea surgió en el año 2015, en pleno proceso de rehabilitación luego de sufrir un terrible accidente de tránsito. Los controles clínicos que realizaban de forma periódica mostraron anomalías en varias partes de mi cuerpo, en especial el corazón. A raíz de eso comencé a realizar estudios médicos e investigar mis propios órganos, poniendo especial importancia al cerebro, espacio físico donde ocurren los pensamientos y las emociones.
Transitar un largo proceso de recuperación física genera enorme angustia. Decidí enfrentar mis adversos estados mentales a través del dibujo y la pintura. El acto de dibujar mi cerebro fue un alivio para mis afecciones de salud y un contrapeso al “síndrome de la impaciencia”, algo común de la modernidad líquida (concepto muy bien elaborado por Zygmunt Bauman). El mapeo completo de mi encéfalo lo realicé en mi casa de Córdoba, Argentina. No obstante, las últimas 20 imágenes de corte transversal fueron concretadas en la Casa/Estudio Bátz´ (todo el mes de octubre de 2017). La tranquilidad, el silencio y el aire puro se combinaron perfectamente para alcanzar una fuerte motivación y para terminar la tercera fase de Consequentis y música del último vídeo. Mi experiencia fue sanadora e intensa. En la residencia me sentí como un invitado de honor, amigo y familia a la vez. Este espacio es lugar de inspiración y sanación; un santuario y hogar. La palabra crisis proviene del griego y significa “separar” o “decidir”, ambas acciones acontecían en mi estado vital. Al finalizar octubre de 2017 decidí ir a EEUU a seguir sanando mis heridas. El link que adjunto abajo es el vídeo de la última fase con música y varios dibujos realizados en Casa estudio Bátz:
https://vimeo.com/241974349

 

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