Paulo Nazareth: «Lo que llevo en mi memoria»
En los primeros años de los ochenta, cuando niño, salgo por la noche cerca de mi casa en la periferia de «Governador Valadares» – Minas Gerais / BRASIL, a comprar huevos y caramelos en una ‘venda’ (despensa) que se mantiene abierta hasta tarde, fuera de la hora (momento establecido por mi madre en que los hijos no peuden permanecer en las calles, no estoy seguro, pero creo que se debe a la violencia del cotidiano común en tiempos de dictadura). La policía que más pega a los ciudadanos, sea por lo que sea, se considera la mejor del país. La amnistía declarada en 1979 para torturadores y torturados en el Régimen Militar, parece servir a los hombres políticos o politizados del régimen, pero no aquellos que los ignoran. 2 años antes de la amnistía llego al mundo gracias a mi madre, en el Morro do Carapina (una famosa villa pobre de la ciudad). La gente de las villas solo trabaja, no tienen tiempo para pensar o poner atención altipo de régimen político del país. Fuera de hora, con 7 años, me veo en la calle abordado por los «homens» (hombres-policías) que para demostrar su poder usan la fusta apra intimidarme, y mandarme corriendo a casa. En mi país la policía que más pega continúa siendo la «mejor» del país, y el chiste del cerdo que confiesa ser conejo, continúa en la actualidad… En Guatemala, también percibo que cavando en la tierrra, así como en cualquier parte de América Latina, existe la posibilidad de encontrar huesos por casualidad. Estando yo en el Sitio de la memoria Campo La ribera (Ciudad de Córdoba, Argentina), cavo como un perro, intuyendo la posibilidad de encontrar fragmentos de memorias… en Brasil tengo la memoria borrada, el pueblo no parece recordar las heridas del pasado, sea del período de dictadura militar, sea de la esclavitud negra… en Córdoba veo negros en las calles del centro de la ciudad,pero me parece inmigrantes recientes, no consigo encontrar vestigios de laesclavitud en los rostros que veo en mi camio, escucho que murieron o se fueron a Brasil despu´ñes de la Guerra del Paraguay, pocos saben contarme esa historia… las torturas del gobierno militar no se apagan: con zapatos de cartón me voy al juicio de un conocido general, no puedo sacar fotos ni grabar sus palabras, mirando su cara no consigo ver sus ojos, su cuerpo frágil parece conservar ganas de muerte… cavando huecos en el Campo La Ribera recuerdo muchas cosas, entre ellas la cara vieja del generalenjuicio y los policías que me amenazan esta noche, cuando niño, paulinho maloca, policía corrupto que mata por dinero en Governador Valadares y ahora cuadno camino por las calles de Comalapa a 80 km. de la Ciudad de Guatemala, junto a mi memoria todo lo que escucho sobre los ex militares que matan en este país, haciendo ahora al mando de los narcos, lo que aprendieron durante los años de dictadura.