Luis González Palma: «Ara Solis»

El “Ara Solis”, un peregrinaje en búsqueda del fin de la tierra fue un viaje que realizaron distintas generaciones  desde tiempos inmemoriales. Se afirma que en el siglo I, Decimo Junio Bruno, luego de recorrer la costa, no regresó hasta ver, “no sin cierto horror y miedo de cometer sacrilegio, como el sol se precipitaba en el mar”. Ahí fue en donde los romanos encontraron el altar al sol, realizado por personas que habitaron esa región antes de la romanización.  Esta búsqueda del fin de la tierra fue anterior al peregrinaje a Santiago de Compostela, que con el tiempo se transformó en un viaje iniciático y de autoconocimiento. Galicia ha sido el escenario de todos estos recorridos, y es ahí, en un lugar llamado “la costa de la muerte” en donde se han originado múltiples relatos que vienen desde la Edad Media hasta nuestros días. Todas ellos tienen una gran relación con la fantasía y la magia, son creencias populares, leyendas mitológicas, históricas o religiosas en donde el mar, el viaje y la muerte tienen un gran protagonismo. Todas estas historias han creado un imaginario que acompaña la vida de quienes viven en ésta región de España y de las que, por distintas razones han emigrado hacia otras tierras. Un imaginario que se ha transmitido desde la infancia  durante muchas generaciones a través de  cuentos orales  que luego fueron tomando la forma de cuentos de hadas, cantos populares, canciones de cunas, mitos y leyendas escritas. Estas historias  no solamente sirvieron como factores de socialización,  sirvieron también para dar un sentido cultural.

Todas ellas, en especial  las canciones de cuna y los cuentos de hadas, son ventanas hacia la imaginación del niño,  por lo tanto generan en él  imágenes  con cierta intensidad poética, ya que es en la infancia en donde se aprende a cubrir el inmenso vacío entre las experiencias internas y el mundo real; le dan al niño un sentido dentro del mundo,  aumentan su fantasía y lo ayudan a lidiar con su crecimiento.  “El cuento de hadas no está interesado en una información útil acerca del mundo externo, sino en los procesos internos que tienen lugar en un individuo”.*

El  concepto de “viaje” a nivel simbólico es lo que me interesa trabajar en este proyecto. Partiendo de la historia de la búsqueda  del fin de la tierra, de los mitos y leyendas que estos viajes han generado y de cómo esas experiencias se han transmitido en parte a partir de cuentos y canciones desde la  infancia. Estos viajes son la búsqueda de un sentido. El viaje interno sugerido por estas historias fantásticas que acompañan nuestras  primeras relaciones con el mundo; y el viaje como imaginación, ese espacio que es una forma de salvación o consuelo ante la vida, que nos convierte en héroes y le da forma tangible a nuestras ansiedades. Hacer viajar al mar hacia uno mismo y con ello viajar también hacia él. Tomar sus naufragios como nuestros, ser tormenta, perder el timón y sobrevivir. Esta relación simétrica es lo que intento presentar con esta serie de imágenes que sugieren, como en los sueños, que el mar no está hecho solo de agua y en donde yo, no soy solamente, yo.

Las imágenes viajan dentro de nosotros, nos acompañan como nuestras historias, en silencio. Deseo que  las imágenes que han surgido en este proyecto den pie a que las personas que las vean escriban y compartan sus reflexiones no solo en relación al viaje, sino más bien a lo que para ellos es “imaginar”.

*Bruno Bettelheim (Psicoanálisis de los cuentos de hadas).

Proyecto realizado “NÓMADAMENTE” 2010, presentado en un faro de Costa de la muerte, Finisterre, España.

              

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